Todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8

Boris, un tábano grande y negro, se estaba muriendo de hambre. Volaba ansioso alrededor de la casa pegándose contra los vidrios y buscando un agujero por donde meterse. Quería entrar para darse un banquetazo con las sobras y migas en la cocina. Pero la casa estaba toda cerrada y con llave, y el tábano hambriento se estaba desesperando.
Al dar otra vuelta alrededor de la casa, Boris vio el recipiente de la basura en el patio del fondo. Acercándose, casi se desmaya de alegría. En el pasto, al lado del recipiente, había un pedazo grande de mortadela mohosa que alguien había tirado. Boris se fue en picada aterrizando sobre el manjar y empezó a comerlo. Estaba delicioso, así que comió hasta hartarse. Aun cuando sentía que no le entraba más, seguía mastica que te mastica.
Cuando Boris intentó remontar vuelo, estaba demasiado hinchado para despegar. Aceleró las alas a su velocidad máxima, pero todavía estaba demasiado pesado para volar. Necesitaba algo que lo impulsara en el aire. Mirando alrededor del patio vio una cortadora de césped. Arrastrándose pesadamente llegó hasta la cortadora y empezó a trepar la rueda hasta el motor, luego por el largo brazo hasta el mango. Pensó: Ahora puedo saltar y las alas pueden hacerse cargo y llevarme volando a casa.
Otra vez Boris aceleró sus alas a toda marcha y dio un paso adelante al vacío. Todavía estaba demasiado pesado así que cayó como un bólido estrellándose contra el cemento. El pensamiento final de Boris fue: es desastroso querer volar cuando uno se ha llenado de basura.
¡Pobre Boris!
El pobre Boris es prueba de que nada bueno resulta de llenarnos de basura.
Eso se aplica especialmente a la basura que puedes sentirte tentado a poner en tu cabeza.
No está mal mirar televisión, escuchar música o mirar videocintas. Pero Dios quiere que tengas discernimiento en cuanto a lo que los medios quieren meterte en la cabeza. Éstos sirven mucha basura en los programas de TV, las videocintas y la música popular en nuestra cultura. Y, como Boris, los que se alimentan de basura al final se estrellan.
Tú sabes qué medios son tan perjudiciales para tu mente como lo son una mortadela podrida o un pan mohoso para tu estómago. Nunca se te ocurriría comer un plato de basura, entonces ¡piensa qué importante es ser cuidadoso con lo que miras y escuchas!
PARA DIALOGAR: ¿Qué estás poniendo en tu cabeza estos días? ¿Es bueno para ti?
PARA ORAR: Señor, danos tu sabiduría al pensar en los medios que consumimos. Ayúdanos a vigilar nuestra mente.
PARA HACER: ¿Te hace falta cambiar el tipo de medio que consumes? ¡Decídete hoy!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.